Patrimonio Civil

Molledo cuenta además con significativos elementos de arquitectura civil, en Cobejo, el
castillo de Los Moros, data de data del siglo XV. Es una torre rectangular de 13 por 15 m y muros de más de 3 metros de espesor, que servía de aduana.

La casa de Los Tiros, construcción típica del barroco montañés del siglo XVII situada en Molledo y que en su fachada aparecen dos cañones que, según la leyenda, fueron regalo de Carlos V cuando pasó por Iguña en 1522.

Frente a la iglesia románica de San Martín, se alza la torre del linaje de los Quevedo. Aunque modificado en parte su aspecto militar por la apertura de más huecos de luces, su tipología nos aproxima a una edificación del siglo XIV o principios del XV. Se trata de una vivienda-fortaleza de planta cuadrada, con cuatro pisos, muros de mampostería y sillería en los esquinales y cubierta de teja a cuatro aguas. En las jambas se aprecian dos flores de lis, motivo heráldico que también se encuentra en las armas del escudo de los Quevedo. Fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1992.

La casa del Conde de Bassoco de estilo inglés fue construida en 1906 y proyectada por el arquitecto británico: Ralph Selden Wornum, en el norte de España llevó a cabo diversos proyectos, entre ellos los del Palacio Real de Miramar (San Sebastián) y el Palacio de los Hornillos (Arenas de Iguña).

La Casa de Gerardo El Indiano, casa ubicada en la calle El Portalón de Molledo de estilo indiano. También denominada casa de los picos.

Casa natal de Evaristo Silió
Evaristo Silió y Gutiérrez (1841-1874) gran poeta y periodista español.

La Casa natal de Leonardo Torrés Quevedo está situada en la localidad de Santa Cruz de Iguña.

Leonardo Torres Quevedo fue un destacado y famoso inventor, ingeniero y matemático que vivió durante la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX convirtiéndose en el personaje histórico más importante y famoso de la localidad de Santa Cruz, donde nació y donde se encuentra su casa.

 La casona es propia de este tipo de edificios del siglo XIX y comienzos del XX y tiene las características propias de este periodo, una gran mansión, que tenía en la planta baja un gran recibidor, una capilla y la biblioteca. En la primera planta un salón, una sala y una cristalera que dejaba ver la escalera. En la segunda planta estaban la cocina, dormitorios, baños, salas para juegos y el salón comedor. La última planta la ocupaban las personas que estuvieron al servicio de la familia Torres Quevedo.